
La comunidad energética local (CEL) es una nueva figura, emergente, en la cadena de valor del sector energético, con un fuerte componente social de empoderamiento del usuario final –ciudadano o empresa– sobre un recurso vital básico como la energía. La creación de las primeras comunidades energéticas surge a raíz de las iniciativas ciudadanas en distintos países de todo el mundo, pero ahora se fomenta también desde las instituciones y diferentes marcos normativos, como son las directivas europeas o políticas nacionales de distintos países. Se trata de un concepto amplio e innovador que ya ha sido experimentado con distintas fórmulas en varios lugares de Europa y que está ganando protagonismo como respuesta a los retos de la transición energética y de la emergencia climática, que necesitan nuevos modelos de gobernanza que impliquen la actuación de la ciudadanía.






